miércoles, 13 de abril de 2016

La conducta y Los Metodos Didacticos

El modelo conductista, según Jean Pierre está basada en los estudios psicológicos de B.F. Skinner e Ivan Pávlov sobre el aprendizaje. Con este tipo de aprendizaje generalmente se dan los medios para llegar al comportamiento esperado y verificar su obtención; el problema es que nada garantiza que el comportamiento externo se corresponda con el mental.

Por ello podemos definir el método conductista como un método orientado al desempeño superior, selectivo a los "más aptos", con dificultades en la transparencia de la identificación de los estándares y requerimientos técnicos, basándose en los aspectos personales para el desempeño, midiendo valores, o desvalores, del individuo el cual se ve incitado a la superación personal e individual, aunque contenga elementos de trabajo colectivo. La competencia en este modelo describe fundamentalmente lo que un trabajador "puede" hacer y no.

Dentro del marco teórico, el Conductismo se desarrolló a comienzos del siglo XX; siendo su figura más destacada fue el psicólogo estadounidense John B. Watson.

A partir de 1920, el conductismo fue el paradigma de la psicología académica, sobre todo en Estados Unidos. Hacia 1950 el nuevo movimiento conductista había generado numerosos datos sobre el aprendizaje que condujo a los nuevos psicólogos experimentales estadounidenses como Edward C. Tolman, Clark L. Hull, y B. F. Skinner a formular sus propias teorías sobre el aprendizaje y el comportamiento basadas en experimentos de laboratorio en vez de observaciones introspectivas.


Desde 1950, los psicólogos conductistas han producido una cantidad ingente de investigaciones básicas dirigidas a comprender cómo se crean y se mantienen las diferentes formas de comportamiento. Estos estudios se han centrado en:
1.        las interacciones que preceden al comportamiento, tales como el ciclo de la atención o los procesos perceptuales
2.  los cambios en el comportamiento mismo, tales como la adquisición de habilidades
3.         los cambios en el comportamiento mismo, tales como la adquisición de habilidades
4.           las condiciones que prevalecen sobre la conducta, tales como el estrés prolongado o las carencias intensas y persistentes.


En el modelo Conductista, el desarrollo del currículum y de los proyectos de formación están basados fundamentalmente en los objetivos, pudiendo ser definidos estos como la conducta a realizar al final del proceso formativo y su obtención a través de los resultados, dejando en un segundo término como instrumentos o medios para conseguir ese fin el resto de los elementos (contenidos, metodología, recursos, evaluación, e incluso al formador), que se convierten en estímulos, a la vez que los resultados del aprendizaje en respuestas estereotipadas del alumnado participante a los cursos, con los refuerzos correspondientes positivos de carácter personal, tales como repeticiones, premios o castigos, o tecnológicos, como la utilización de medios audiovisuales, (los MAV).
La educación basada en competencias, lejos de ser una educación dividida, de corte conductual y fragmentada, tiene ventajas que inciden significativamente en diferentes áreas del proceso educativo, abriendo perspectivas más dinámicas, integrales y críticas.

La educación basada en competencias se centra en la necesidad, estilos de aprendizaje y potencialidades individuales para que el alumno llegue a manejar con maestría las destrezas y habilidades señaladas desde el campo laboral.

En otras palabras, una competencia en la educación, es un conjunto de comportamientos sociales, afectivos y habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras que permiten llevar a cabo adecuadamente una profesión.
Así las competencias se acercan a la idea de aprendizaje total, en la que se lleva a cabo un triple reconocimiento:
  •         Reconocer el valor de lo que se construye.
  •       Reconocer los procesos a través de los cuales se ha realizado tal construcción
  •          Reconocerse como la persona que ha construido.


La construcción de competencias no puede realizarse de manera aislada, sino que tiene que hacerse a partir de una educación flexible y permanente, desde una teoría explícita de la cognición, dentro de un marco conceptual, en un contexto cultural, social, político y económico.

La educación basada en competencias se refiere, en primer lugar, a una experiencia práctica y a un comportamiento que necesariamente se enlaza a los conocimientos para lograr sus fines. Deja de existir la división entre teoría y práctica porque de esta manera la teoría depende de la práctica, implica la exigencia de analizar y resolver problemas y de encontrar alternativas frente a las situaciones que plantean dichos problemas, la capacidad de trabajar en equipos multidisciplinarios y la facultad de aprender a aprender y adaptarse.

La evaluación en un modelo por competencias se desarrolla a través de procesos por medio de los cuales se recogen evidencias sobre el desempeño de un alumno, con el fin de determinar si es competente o todavía no para manejar los diferentes aprendizajes.

Con respecto a las publicaciones del enfoque de competencias en el ámbito educativo, son varias las aportaciones, que hablan de competencias en los niveles de educación básica, media superior, superior y en posgrado relacionadas con aspectos de diseño curricular, perfiles de egreso, competencias profesionales, competencias de los docentes, entre otras que se ubican en un nivel más genérico de abordaje.

Las competencias en el ámbito educativo, se diversifican ejemplo: es común hoy día hacer referencia en los espacios académicos a los diseños curriculares por competencias, a la evaluación del aprendizaje por competencias y al desarrollo de competencias para el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, dan auge al tema de competencias.

Se puede decir que el conocimiento como acumulación de saber no es significativo, su valor radica en el uso que se hace del mismo, por tanto, las escuelas con esta perspectiva deben replantear los programas educativos desde el desarrollo de competencias y de su aplicación a situaciones de la vida real, a partir de enfoques centrados en el aprendizaje en donde el estudiante participe en su construcción y de esta manera le encuentren sentido a las actividades de aprendizaje, a partir de los métodos didácticos pensados con la finalidad de fortalecer y desarrollar competencias (básicas, genéricas, especificas y transversales).